Las consecuencias de las elecciones en Israel: ¿Se avecina una nueva Nakba?

Por RICHARD CAPRON

Las recientes elecciones parlamentarias en Israel han hecho resurgir a Binyamin Netanyahu de las cenizas de las acusaciones de corrupción y le han otorgado otro mandato como primer ministro. Sin embargo, esta vez la coalición que le ha devuelto al poder es una nueva combinación de extremistas de derecha y facciones ultraortodoxas. En el pasado, Bibi había sido capaz de reunir una coalición de centro-derecha para conseguir una mayoría parlamentaria para el Likud. Esta vez, sus aliados de centro-derecha le han abandonado, ya que no tienen mucho estómago para convertirse en parte de su corrupción y se niegan a unirse a la nueva camarilla de extremistas que se han unido a su equipo.

El nuevo equipo al que el primer ministro Netanyahu ha dado la bienvenida al poder incluye el partido Sionista Religioso, dirigido por Bezalel Smotrich, y la facción Otzma Yehudit, dirigida por Itamar Ben-Gvir. Esta última formación, que se traduce en inglés como “Jewish Power”, está formada por los seguidores del difunto Meir Kahane y su partido Kach. Aunque Kach fue prohibido en 1994 cuando Kahane fue asesinado, sus opiniones de extrema derecha y antiárabes siguen siendo adoptadas por Ben-Gvir y los miembros de Otzma Yehudit.

Cabe señalar que Baruch Goldstein fue miembro de Kach. Fue el autor de la matanza de palestinos en 1994 durante la oración en la mezquita Ibrahim de Hebrón, que dejó 29 muertos y 125 heridos. Ben-Gvir considera a Goldstein como un héroe de Israel y abraza su racismo. Durante muchos años, la fotografía de Goldstein colgó en la casa de Ben-Gvir. Además, en 2007, Ben-Gvir fue condenado por un tribunal israelí por incitación al racismo y apoyo a una organización terrorista judía.

En cuanto a Smotrich, ha impulsado la anexión israelí de Cisjordania, una clara violación del derecho internacional. Acérrimos defensores de la construcción de asentamientos ilegales en tierras palestinas, tanto Smotrich como Ben-Gvir parecen empeñados en la limpieza étnica de los árabes, no sólo robando tierras, sino despojando a los árabes israelíes de la ciudadanía. Los que se consideren “desleales” al Estado judío ya no podrían reclamar los derechos que se conceden a los ciudadanos judíos en Israel.

Ambos hombres (y sus seguidores) se proponen también debilitar el poder judicial, subordinando gran parte de su independencia y poder a la Knesset, donde la coalición gobernante puede ejercer el control. Esto es música para los oídos de Bibi, que trabaja para hacer desaparecer sus acusaciones de corrupción. Además, la deuda que el Likud tiene con los Sionistas Religiosos y con Otzma Yehudit parece que va a conducir a importantes nombramientos en el gabinete para Smotrich y Ben-Gvir.

Otro componente de la represión que se avecina del nuevo gobierno es un ataque total a los derechos de los LGBTQ en Israel. Un posible primer paso podría ser el levantamiento de la prohibición de la “terapia” de conversión. Dicha “terapia” ha sido rechazada rotundamente por expertos médicos y clínicos por estar basada en la pseudociencia y ser potencialmente perjudicial para los niños y los jóvenes. Los grupos de derechos también están preocupados por la prohibición de los desfiles del orgullo. Aunque Bibi ha declarado su intención de defender los derechos LGTBQ, se enfrentará a graves presiones de grupos extremistas como la facción Noam de los Sionistas Religiosos, que intentarán subvertir cualquier intención que exprese. Un poder judicial debilitado puede presagiar el éxito del esfuerzo.

Ninguna de estas señales es buena para los palestinos, tanto dentro de Israel como en los Territorios Ocupados. La vida nunca fue muy fácil bajo un gobierno del Likud con Netanyahu al frente. Sin embargo, éste es el gobierno de derecha más extremo desde la fundación de Israel.

Muchos palestinos temen que se esté gestando una nueva Nakba. Hay muchas cuestiones que se plantearán en los próximos días. ¿Continuará Estados Unidos su apoyo inquebrantable al Estado sionista? ¿Y perseverará en dar cobertura a los abusos de los derechos humanos de Israel? ¿Establecerán los palestinos otra Intifada, y dará lugar a una Intifada mundial, como algunos han predicho?

Sea cual sea el curso de los acontecimientos que se presenten en el futuro, el papel de los socialistas está claro: ¡solidaridad con los oprimidos, resistencia a la deriva hacia un gobierno de corte fascista y fin de la supremacía racista!

Foto: Binjamin Netanyahu (EFE)

Un comentario

  1. […] These fears ended up coming true. Balad’s stance for complete political independence from Zionism is clearly necessary for a Palestinian party in the Israeli Knesset, and they ran an excellent campaign, outperforming many expectations. However, they barely did not make the electoral threshold. The two liberal Zionist parties, Labor and Meretz, also performed poorly, opening up space for historic victories for Netanyahu’s far-right allies: Bezalel Smotrich, Itamar Ben Gvir, and their Religious Zionist party. This is how, with only small changes in the voting results from the 2021 election, 2022 represented a massive swing to the right in the Knesset. With a clear mandate delivered, Netanyahu set about forming the most far-right government in Israeli history (https://workersvoiceus.org/2022/11/09/israels-election-aftermath-is-a-new-nakba-coming/). […]

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