Sapir, Carlos. El pueblo judío y el antisemitismo en el contexto contemporaneo (2021)

Introducción

En esta lectura, Carlos Sapir analísa la situación complicada de los judíos fuera de Palestina, enfocandose principalmente en el extento de opresión anti-judia en los EEUU y en el Bloc del Este en los siglos XX-XXI. Sapir luego examina la historia anciana del pueblo judío para analizar como la retórica sionísta de unidad nacional-religiosa ocluye una historia mucho más rica y diversa. El articulo acaba con un glosario breve de terminos relacionados a subgrupos étnicos y religiosos dl publo judío, que también se puede utilizar independente del resto del articulo

El pueblo judío y el antisemitismo en el contexto contemporaneo

por Carlos Sapir, 2021
La situación de los judíos fuera de Palestina, y en especial en los EEUU (que hoy es el país donde vive la población judía más grande fuera de Palestina, que comprende más o menos la mitad de todos los judíos) tiene muchisimas contradicciónes. Aunque las lecturas previas establecen muy claramente que la persecución historica del pueblo judío no justifica la colonización de Palestina por un proyecto político con un carácter judeo-supremacist, las fenomenas simultaneas de colonización etno-supremacista en Palestina y los varios grados de discriminación contra judíos por otras partes complíca la cuestion de como mantenerse en solidaridad con el pueblc judío, y lo hace más dificil en comparación con la cuestión de la solidaridad con otros grupos oprimidos.

Los judíos en norteamerica: una asimilación parcial con la blancura

Aunque algunos judíos si vinieron a norteamerica en el periodo colonial y la historia temprana de los EEUU, la mayoría de la población judía en los EEUU identifica sus raíces en las migraciones de masas de judíos ashkenazis en los finales del siglo XIX y principios del siglo XX, principalmente viniendo de la europa oriental. Estas olas de inmigración ocurrieron al mismo tiempo que otros grupos de inmigrantes europeos como los italianos y irlandeses. Las primeras décadas del siglo XX así dieron vista a un proletariado inmigrante judío-americano que formo enclavas étnicas en los barrios más pobres de ciudades industriales como Nueva York. Aunque los eugenicístas europeos de aquel tiempo clasificaban a “la raza judía” como un grupo no caucásico (con varios racistas científicos clasificandolos como “mongoloides” o “negroides”), en la jerarquía racial de los EEUU no se distinguía formalmente entre los judíos y el resto de la población blanca. A pesar de que los judiós enfrentaban discriminacíon social informal y de que la burguesía norteamericana estaba muy en contra de la entrada de los judíos (y también los católicos) a las clases dominantes de los EEUU, nunca llego al nivel de persecución vivído por los pueblos indígenas o afroamericanos; los judíos de piel blanca viviendo en el sur bajo Jim Crow eran blancos según la policía (y la comunidad judía pequeña que existia en la epoca de la esclavitud poseía esclavos igual como su contrapartida cristiana). De modo similar, la población judía fue permitida aprovecharse de los beneficios de la economía fuerte de los años después de la segunda guerra mundial junto con el resto de la población blanca en los EEUU, y la prosperidad económica relativa junto con la represión McCarthyista anticomunista trasformaron las instituciónes oficiales de la comunidad judía estadounidense de bases de la política del socialismo hacia organizaciónes con carácter de la pequeña burguesía que buscaban dar apoyo al imperialismo yanquí, e eventualmente a Israel ya que los EEUU empezaron a apoyarlos de manera profunda en los finales de los años 1960. A pesar de que en los últimos años hemos visto una división con el sionismo en la población judía de los EEUU, esto ha sido un cambio de base: las instituciones formales y burguesas de la vida judía cultural e religiosa en los EEUU rezagan detrás de sus públicos, y permanecen a mantener una posición sionista hegemónica.

Comparado con otros grupos de inmigrantes europeos que vinieron a los EEUU a principios del siglo XX, la población judía queda menos asimilada con la población blanca gracias a la división religiosa, que reduce la tasa de casamientos entre la población judía y otras poblaciones estadounidenses, blancas o no. Aunque líderes burgueses religiosos judíos e cristiános anticomunistas han tratado de crear una concepción de identidad cultural “judeocristiana” durante la Guerra Fría, esta iniciativa se quedo como una maniobra rétorica, y no una mesclatura sincera cultural o teológica. A pesar de que la religión judía y la cristiana si tienen algunas cosas en común, de punto de vista teológico hay menos distáncia entre la religión judía y el islam, y también entre la cristianidad y el islam, que la entre la religión judía y la cristianidad. De punto de vista social e político, el “judeocristianismo” se manifiesta sólo en una retórica judía de deferencia  a normes religiosos estadounidenses, o como el “filosemitismo”, una corriente de teología cristiana que fetichea judíos y el asentamiento de judíos en Palestina como un prerequisito necesario para el apocalipsis cristiano y el regreso de Jesús. Aunque los filosemítas han formado una alianza con judíos sionistas, sus motívos autoservidores los califican como una especia extraña del antisemitismo, en vez de aliados sinceros de judíos oprimidos.
Entonces, los judíos permanecen como una minoridad más visible que otras etnicidades inmigrantes del mismo periodo en la población estaodunidense, y por eso siguen más vulnerables frente al chauvinismo exclusionario que típicamente acompaña las políticas nacionalistas de la derecha. Aunque teorías de conspiración antisemitas tienen sus raíces materiales en las restricciones económicas impuestos contra judíos en la europa medieval y las convulsiónes nacionalistas del siglo XIX en europa, este cuerpo de teoría ha sido adoptado por el Klu Klu Klan y otras formaciónes fascisticas en los EEUU, reclamando que el pueblo judío esta fomenteando una maniobra para infiltrar y derrumbar la sociedad blanca (y por eso el eslogan fascista: “no nos reemplazaran los judíos”). Estos grupos están a los margines de la vida política estadounidense, pero de todas maneras siguen siendo un riesgo saliente gracias a la posibilidad de que crezcan de poder, y su propensión de utilizar tácticas terroristas estilo “lobo solitario”. Los judíos en los EEUU entonces están en una situación más o menos única, viviendo ya casi totalmente libre de la discrimización económica e social, pero siguiendo siendo amenazado por vandalismo y violencia física, y también el espectro de fascismo. Esta coyuntura presenta obstáculos a la solidaridad, porque el primer instinto de muchas de las instituciones judías buscando protegerse de ataques antisemitas es emplear guardias armados o policías, creando fricción con potenciales parejas de solidaridad que mantienen posiciones de principios contra la colaboración con la policía.

Los judíos en europa: ningún camino de regreso

Una segunda complicación para la reconciliación de la posición de los judíos en Palestina es que, dissimilar a los otros proyectos coloniales europeos, después del holocausto y la fundación de Israel ya no existe una patria judía en Europa a que se podría regresar. De manera parecida, pogromos nacionalistas reaccionarios y expulsiones de judíos arabes de sus países en Irak y norteafrica cometidos en respuesta de la fundación de Israel forzo una hola de migración hacia Israel en los 1950s. El movimiento de liberación palestino ya por mucho tiempo ha tomado en cuenta estas consideraciones, y por eso no llama para la expulsión de los judíos de Palestina, sino solo la derrota y desestablecimiento de las estructuras discriminantes e legales de apartheid que existen en Palestina. Aunque será probable que cualquiera resolución justa y permanente en Palestina va a motivar a que se vayan algunos de los colonos en vez de participar en la reconstrucción de una sociedad equitable, esta sección probablemente sería mayoritariamente colonos recién llegados, y regresaría a norteamérica en vez de Europa. Por eso, lemas llamando por la evicción de masas de judíos de Palestina, que a veces son levantadas por grupos ultraizquierdistas, no reflejan las perspectivas del movimiento para la liberación de Palestina y son contraproductivas, presentando un imágen de la solidaridad Palestina ante todo sanguinaria e vengosa, en vez de liberatoria.

¿Qué les pasó a los judíos que se quedaron en Europa?

Pero, ¿qué hay de los supervivientes del Holocausto que no fueron a Palestina? Algunos emigraron a otros países, sobre todo a Estados Unidos, Reino Unido y América Latina. Muchos comunistas judíos, sin embargo, estaban inicialmente deseosos de permanecer en Europa y desempeñar un papel en la reconstrucción de sus países bajo un liderazgo ostensiblemente socialista. En 1947, tras el apoyo de Stalin al Plan de Partición de Palestina de la ONU, se animó a los miembros del Partido Comunista Judío, muchos de los cuales esperaban en campos de refugiados o luchaban por reintegrarse tras el robo de sus hogares y la destrucción de sus comunidades, a abandonar Europa y unirse al Estado sionista.

Aun así, los comunistas que no se dejaron distraer por el espejismo sionista optaron por quedarse. Los partidos comunistas del bloque oriental necesitaban desesperadamente cuadros para construir una política socialista en países como Polonia y Rumanía, que no fueron liberados tanto por una revolución desde abajo como por el Ejército Rojo. Aunque se dio la bienvenida a los judíos a los partidos, los viejos prejuicios permanecieron, ya fuera en forma de cuadros fervientemente intolerantes o de cuadros preocupados porque sus regímenes fueran vistos como imposiciones “judías” sobre poblaciones mayoritariamente no judías.

Así, en la República Socialista de Rumanía y en la República Popular Polaca, se mantuvo a los cuadros judíos alejados de los cargos públicos, o bien se les asignaron funciones públicas intrínsecamente impopulares, que recordaban cómo se había obligado a los judíos a ser prestamistas y recaudadores de impuestos cientos de años antes. A medida que los gobiernos rumano y polaco fueron adoptando un socialismo nacionalista en un esfuerzo por atraer a la mayoría de la población, fracasaron en la lucha contra el antisemitismo en sus sociedades, lo que llevó a disturbios antisemitas durante la década de 1950 en Polonia y a purgas antisemitas de miembros del partido a finales de la década de 1960 (grotescamente bajo el pretexto de que los miembros purgados eran “sionistas”, dando pábulo a los argumentos anticomunistas sionistas).

A los comunistas judíos de la Unión Soviética les fue un poco mejor que a sus camaradas de los satélites soviéticos. La sociedad rusa anterior a la Revolución de 1917 era extremadamente antisemita, y los bolcheviques emprendieron campañas contra el antisemitismo que mejoraron significativamente la calidad de vida de los judíos en la URSS, aunque los dirigentes del país se esforzaron por conciliar la naturaleza diaspórica de los asentamientos judíos en Europa del Este con las otras “naciones” de la Unión Soviética, más concentradas y homogéneas geográficamente. Las propuestas para el establecimiento de una Región Autónoma Judía en Crimea fueron abandonadas durante las purgas de la década de 1930, ya que prácticamente todo el comité encargado del proyecto fue asesinado. Una propuesta posterior para establecer una región autónoma judía en el lejano oriente ruso se llevó a la práctica y técnicamente continúa hasta nuestros días como Birobidzhan, una región autónoma de Rusia, pero su carácter judío ha sido en gran medida simbólico, y no ha tenido una población mayoritariamente judía durante la mayor parte de su existencia debido a la distancia de la región tanto de los asentamientos judíos históricos como de los centros económicos de Rusia en general.

La rehabilitación por parte de Stalin del chovinismo gran ruso en la sociedad soviética también le permitió realizar ataques antisemitas oportunistas contra sus rivales políticos, siendo el Complot de los Médicos de 1951-1953 el incidente final y más notorio. Desde el reinado de Stalin hasta después de su muerte, la combinación de prohibiciones formales de la práctica religiosa y la tolerancia de facto del cristianismo ortodoxo ruso supuso que los judíos se vieran desproporcionadamente afectados por la persecución religiosa en comparación con sus homólogos cristianos ortodoxos (aunque la represión más dura se reservó para las confesiones cristianas asociadas a movimientos nacionalistas regionales en Ucrania y el Báltico). Una dinámica similar se produjo en Yugoslavia, donde los judíos y otras minorías religiosas se enfrentaban a mayores obstáculos para la práctica religiosa que la Iglesia Ortodoxa serbia, tácitamente tolerada, pero sin embargo los judíos disfrutaban de unas circunstancias materiales y sociales muy superiores a la situación anterior a la revolución.

Tras el colapso de la Unión Soviética, muchos judíos decidieron huir del caos económico y político resultante. La mayoría se trasladó a Israel, mientras que un número significativo lo hizo a Alemania y Estados Unidos.

¿Los judíos: un pueblo o muchos?

Aunque la religión muchas veces se refiere a un pueblo unido judío, Am Yisroel, es dificil conciliar la totalidad de la experiencia judía con la categoria leninista clasica de una “nación”, que comprende una cultura, un lenguaje, y una patria en común. A pesar de que hay varios aspectos de la cultura y religión judía que son más o menos universales entre judíos, por la mayor parte de su historía, los judíos han compartido solo un idioma litúrgico (el hebreo anciano), que se hablaba sólo a un nivel muy básico, y no tenian una lengua vernácula en común. Subrupos de judíos en una región determinada muy frequente tenían un dialecto judío vernáculo, por ejemplo el ídish en europa oriental o el ladino en ibéria, pero no ha habido un vernáculo común para los judíos desde la epoca biblica (si hasta en esos tiempos). De manera parecida, el criterio de “patria” tampoco se resuelve, debido a que aunque la narrativa religiosa judía identifica varios lugares en el suroeste de Asia como sitios de alta importancia, los centros de la población judía han sido dispersos por la mayoría de la historia.

A un punto, hablar de la historia anciana judía en el contexto de la política moderna en Palestina es un error político: como marxistas, nuestro entendimiento de lo correcto e incorrecto en Palestina se forma a través de una análisis de la situación actual, no reclamas de terreno pseudo-míticas. Ya habiendo dicho esto, vale la pena poder entender cómo la narrativa sionista torsiona la verdadera historia de los hebreos ancianos.

Aunque la narrativa religiosa del pueblo judío dice que los judíos descienden de una familia individua que salio de Ur (hoy en Irak) a una tierra prometida divinamente en Canaan (más o menos contigua con Palestina), luego a Egipto y más tarde de regreso a Canaan, la hypotesis más fuerte acerca de los orígenes del pueblo judío es que una religión hebrea se desarrollo de otros cultos polyteisticos prácticados por grupos de semito-hablantes que vivian en la intersección de Africa y Asia suroccidental. A los finales de este periodo (~900-600 a.e.c), sitios religiosos a parte de Jerusalem perdieron su importancia en lo que imperios vecindarios empezaron a invadir el territorio de los reinos hebreos de Israel (que tenía territorio más o menos correspondiente con el sur de Siria y el noreste de Palestina) y Judá (que tenía territorio más o menos correspondiente con la Cisjordania y regiones adyacentes.

Aunque la narrativa religiosa sugiere una continuidad religiosa directa desde los orígenes más antiguos del judaísmo hasta nuestros días, el inicio de las normas rituales que serían directamente familiares para los judíos de hoy se produjo tras la conquista babilónica de Judá (586 a.C.); una proporción poco clara de judíos (llamados así por el Reino de Judá) fueron exiliados a otros territorios de Babilonia, y la autoridad religiosa pasó de una casta sacerdotal dedicada a los rituales del templo a la convención moderna de rabinos (por eso se llama judaísmo rabínico) que dirigen servicios religiosos centrados en lecturas de las Escrituras. Tras la derrota persa de Babilonia cincuenta años después, se permitió a los judíos exiliados regresar a su antiguo hogar, pero la mayoría optó por quedarse donde estaban; Bagdad era posiblemente el centro mundial de la cultura judía en esta época, y en este periodo se establecieron comunidades judías en el Cáucaso, Persia y Bujará. Uno de los textos fundamentales del judaísmo rabínico, el Talmud Bavli, lleva el nombre de esta comunidad babilónica.

Los judiós que regresaron a Judá formaron un estado cliente del imperio Persico nombrado Yehud Medinata, después cayendo bajo el dominio de Alejandro el Grande de Macedonia. El colapso del imperio alejandrino y sus sucesores llevo a el establecimiento de un reino independiente en Judá bajo la dinastía Hasmonea (la cuenta religiosa de estos eventos se conmemora con la festival judía de Hanukkah), que reinó por un siglo antes de ser derrotado por el imperio de Roma y la imposición de una dinastía cliente de Herodes. Una serie de rebeliones judías contra el dominio romano fueron derrotadas por las fuerzas romanas. Aunque las historias religiosas y folklóricas del pueblo judío mantienen que los judíos fueron totalmente expulsionados de Judá después de la derrota de la rebelion de Bar Kojba en 136 e.c., el registro histórico es que los judíos solo fueron exiliados de la mera ciudad de Jerusalem, a pesar de que también vivieron represión tremenda bajo dominio romano después de la derrota. Habiendo perdido el sitio religioso principal en Jerusalem, la comunidad judía se dispersó a todas partes del imperio romano y más allá de sus fronteras.

La cronología para los judíos europeos entre su dispersión en Roma y el periodo medieval, y también la aparición del lenguaje ídish, no están claros. La mayoría de las perspectivas académicas sugieren que los antecesores de la comunidad judía ashkenazi viajaron desde Roma hacia lo que hoy es el sur de Alemania, que el ídish salió de las interacciónes entre el pueblo judío y los pueblos germánicos, y que una parte de esta poblacíon luego se asiento en varios  lugares al este. Una contra-teoría polémica que se llama el hipótesis jázar, dice que la mayoría del pueblo Ashkenazi no tiene sus raices de los judíos romanos, sino de la población de un reino turkico jázar que vivia en Crimea y se convirtió en massa a la religión judía por los años 800 e.c., y luego se migraron hacia el oeste. Aunque sin duda si existieron jázares judíos, no esta claro que jázares fuera de la familia real o la nobleza se convirtieron, y la hipotesís que los jázares fueron los antecesores principales del pueblo ashkenazi es una posición de franja polémica entre academicos. A veces se dice que la hipótesis jázar es algo inherentemente antisemita: esto es engañoso, porque la teoría ha sido promovido por varios historicos judíos a través de los años, y a hasta por algunos sionistas. De todas maneras, puntos claves de la hipótesis jázar han sido apropiados por grupos antisemitas de la extrema derecha (e incluso el KKK) por que se puede torsionar la teoría para apoyar una posición de que judíos tienen un órigen “mongoloido” contrapuesto con la raza blanca (y también tiene un papel en algunas historiografías de rusia “eurasianes” nacionalistas). Aunque la hipótesis jázar fue brevemente popular en discursos árabes antisionistas en los años 1960, más reciente ha sido abandonado cómo un tangente improbable que distrae de puntos políticos más fuertes y relevantes.

Entonces, contrario a las historias sionistas que postulan la unidad nacional-religiosa del pueblo judío, la cronología historica atesta a una constelación de pueblos judíos. Aunque Jerusalem y otros locales en Palestina tienen importancia religiosa y histórica para el pueblo judío, el míto sionista distrosióna la importancia de estos lugares y ignora otros centros claves de la historia judía.

Glosario de subgrupos judíos

Lo siguiente es un glosario de subgrupos judíos que tienen relevancia para discusiones acerca de la cuestión judía en Palestina y los EEUU.

Subgrupos étnicos

Ashkenazi – refiere a judíos que vienen desde lugares en europa central y oriental en el periodo entre la epoca medieval y la epoca moderna. El ídish era el idioma común de judíos ashkenazis por muchos siglos, aunque la trasmisión del idioma cayo muchisimo entre la adopción de lenguajes comunes durante la proletarización de la población judía a principios del siglo XX, la destrucción de la población ídish-hablante en el holocausto, y la decisión sionista de las comunidades diaspóricas ashkenazis de prioritarizar al hebreo en escuelas judías en la segunda mitad del siglo XX. Ashkenazim son la mayoría de judíos globalmente, y incluso se dividían entre otros subgrupos (p.ej. Judíos litvakers de Lituánia, judíos galitzianers de el imperio austrohungaro), pero estas subdivisiones hoy tienen poca significancía. Aunque la inmigración de Europa oriental hacia los EEUU y América Latina ya tenía un carácter de masa a principios del siglo XX, el holocausto es lo que difinitivamente destruyo las comunidades ashkenazis de Europa, y los centros de población del pueblo Ashkenazi cambiaron a ser los EEUU y israel. Nota que en el contexto Israeli, “Ashkenazim” se refiere a personas directamente descendientes de los primeros colonos sionistas, distinguiéndose de inmigrantes europeos más recientes que serían considerados ashkenazis en contexto de la diáspora judía.

Sephardi – se refiere a judíos descendientes de comunidades exiliadas de Ibéria a finales del siglo XV, y que por la mayor parte se reestablecieron en norte Africa y el Imperio otomano (con una minoridad yendo a sitios en el norte y oeste de Europa, y inclos a América Latína colonial). Su idioma vernáculo histórico es el ladino (también llamado judêzmo o judaeo-espanyol), pero muchas de las comunidades sefaradíes adoptaron el judeo-árabe a partir de su expulsión del Reino Español y Portugal.

Mizrahi – es una palabra (literalmente “oriental” en hebreo) inventada por el gobierno israeli para referirse a judíos de orígenes del medio oriente de manera monolítica. El grupo comprende de varios diferentes grupos distintos con muy poco en común, incluyendo las comunidades ancianas de Irak y Iran junto con los judíos árabes en otras partes (y en ese sentido la categoría traslapa también algunos judíos sepharadis). Mizrahim fueron históricamente perseguidos por el estado de Israel gracias a sus comunicaciones a la cultura árabe, en un momento impulsando el establecimiento de un Partido Black Panther en Israel basado en la comunidad mizrahi, pero las instituciones políticas y culturales de Israeli han logrado de cooptear la población Mizrahi a apoyar el proyecto sionista de manera mayoritaria desde los años 1970.

Judíos de Etiopía – también conocidos por el nombre Beta Israel, no se sabe bien cuando fue fundada la comunidád judía en Etiopía, y hay poca evidencia para apoyar las narrativas orales ques identifican raices ancianes para la comunidád, incluso el míto nacional de Etiopia que dice que el país fue fundado por un descendiente del Rey Solomón de la biblia. Sin embargo, los judíos etiopos son un grupo judío distinto y con una larga historía sin contacto con el resto de la comunidad judía hasta el siglo XX. Históricamente fueron subdivididos entre dos grupos que hablaban dialectos distintos (kayla y qwara) pero estos idiomas perdieron apoyo contra otros idiomas laicos de Etiopía en los siglos XVIII–XX. Empezando en los años 1970, Israel colaboró en secreto con el gobierno Derg de Etiopía para expulsar a la mayoría de la comunidad judía en Etiopía hacia Israel a cambio por apoyo militar. Los judíos etiópicos, visiblemente africanes, enfrentan discriminación económica y social en la sociedad israeli, y en los últimos años han habido olas de protestas demandiendo un paro a la discriminación de los etiópicos junto con otros africanos no-judíos viviendo en Israel.

Subgrupos religiosos

La llegada de la Ilustración en europa central y oriental tuvo un gran impacto en la práctica religiosa de los judíos ashkenazis. Además de proveer una justificación ideológica para la integración de los judíos en la sociedad laica de Europa, también creó divisiones denominacionales entre judíos que buscaban reformar y laicizar a su religion. Estas divisiones ocurrieron principalmente en regiones alemán-hablantes, y luego fueron importados a norteamérica por inmigrantes. Hoy, estas divisiones ya casi ni existen fuera de norteamerica, pero siguen siendo relevantes para el discurso político y comunal de los judíos en los EEUU. En general, judiós se consideran todos juntos judíos a través de estas divisiones, y pueden participar en organizaciones y actividades que unen a various grupos (aunque esto es menos la verdad cuando se habla de los grupos más ortodoxos).
Reformista – la salida de la religión ortodoxa original, introdujo el uso de idiomas vernáculos en vez de hebreo bíblico en el servicio de oración, y acabo con la práctica de segregar participación en las sinagogas según género, además de apoyar un relajamiento general de las reglas religiosas. Es la denominación judía más grande en los EEUU, y promueve principios que tienen mucho en común con posiciones del liberalismo progresista en los EEUU. El movimiento Reformista en los EEUU originalmente opuso el sionismo por miedo de que iba poner en peligro la seguridad y cohesión del pueblo judío en los EEUU, pero se adapto al sionismo a partir del profundizaje de la alianza entre los EEUU y Israel. En los últimos años, comunidades y rabinos Reformistas han tomado pasos inciertos hacia la normalización de críticas contra Israel en espacios Reformistas, pero el liderazgo de la denominación sigue formalmente sionista.
Conservadores – una salida del movimiento Reformista más tradicionalista que mantuvo la desagregación de género junto con una adherencia más alta a las leyes religiosas, a la misma vez de mantener un punto de vista en general laico e liberal. A veces ha sido descrito como “el partido Demócrata en la oración”, hay un gran traslape entre las instituciones Reformistas y Conservadoras. Una salida siguiente del movimiento Conservador nombrado “judaísmo reconstruccionista” teológicamente se acerca más a las posiciones reformistas, y av eces se considera como una denominación separada, promoviendo una reinterpretación de prácticas religiosas como “senderos folklóricos” que ofrecen una conección opcional a la tradición.
Ortodoxes – estas comunidades por la gran parte mantienen las costumbres religiones tradicionales de los ashkenazim (y también, pero menos frecuente, los sepharadim), y típicamente comprenden una mezcla de judíos que siguen las leyes religiosas de manera estricta junto con otros judíos más laicos que simplemente prefieren la oración tradicional. Los ortodoxes originalmente fueron hostil al movimiento sionista y el estado de Israel, viendolo como un hecho de blasfemia, pero por la mayor parte se han convertido a apoyadores fanáticos del sionismo a partir del crecimiento de partidos de la derecha religiosa en Israel en los años 1970. Los Ortodoxos Modernos son un subgrupo más laico que está hasta más conectado al sionismo, con estrechos vínculos a los asentamientos en Cisjordania ocupada. Los ultraortodoxos son un grupo difuso de sectas insulares que siguen interpretaciones de las leyes religiosas muy estrictas; sus ideologías y teologías son diversas, pero se pueden identificar en general gracias a su adherencia a leyes de humildad que imponen un estilo de vestido superficialmente similar a los pueblos de los Amish en los EEUU, con vestidos muy formales y de pocos colores. Sus posiciones acerca del sionismo son varias: algunos se han convertidos a pilares de apoyo para el sionismo junto con los ortodoxos convencionales, y otros, más famosamente la secta Neturei Karta, siguen luchando forzosamente contra el sionismo. Aún otros ignoran el sionismo como una cuestión laica que distrae de la vida religiosa. Hay muy poco traslape entre las comunidades ultra-ortodoxas y las Reformistas/Conservadoras, pero sinagogas y otras instituciones ortodoxas son un punto de intersección para judíos más y menos religiosos. Los grupos ultra-ortodoxos ashkenazi son hoy la población ídish-hablante más grande en el mundo, a pesar de que su dialecto es distinto de la que hablaba la mayoría de la comunidad ashkenazi a principios del siglo XX.
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