Moreno on State, Regime and Government 

Este articulo es una selección de secciónes de “Revoluciones del siglo XX” escrito por Nahuel Moreno. En estas secciónes, Moreno elabora la distinción dentre un estado, un régimen, y un gobierno. Aunque su descripción de los modos de producción esta un poco antigua, rígida y eurocéntrica, sin embargo es un texto útil para mejor entender como interactuan diversos aspectos de la base y superestructura de sociedades. Moreno demuestra que los estados están definidos por los modos de producción económicos, y de allí salen regimenes que realizan la dominación de clases dentro de la superestructura política, y al final están dirigidas por una variedad de gobiernos que pueden tener políticas distínctas aunque tengan en común lealtad al regimen. También incluído aquí es una sección que defina el fascismo cómo un regimen político que promueve un movimiento ámplio contrarevolucionário para proteger el estado de el capitalismo imperialista y monopolicista contra un movimiento obrero revolucionário, destruyendo las instituciónes de la democracía burguesa liberal a la misma vez.

ESTADO, RÉGIMEN Y GOBIERNO

La definición precisa del estado, los regímenes políticos y los gobiernos es de importancia decisiva para el partido marxista revolucionario, porque ése es el terreno de la acción política. El partido quiere lograr una sociedad mundial sin clases ni explotación, para que la humanidad progrese, haya abundancia para todos, no haya guerras y se conquiste una plena libertad. Para conseguirlo, lucha por expropiar al imperialismo y a los grandes explotadores, terminar con las fronteras nacionales y conquistar una economía mundial planificada al servicio de las necesidades y el desarrollo de la especie humana. Pero el partido no actúa directamente sobre las fuerzas productivas: no desarrolla nuevas herramientas, técnicas ni ramas de la producción. Tampoco puede actuar directamente sobre la estructura social: no expropia por su cuenta a la clase capitalista. El partido actúa en la política, en la superestructura. Lucha para llegar al gobierno y desde allí destruir el estado capitalista. Es decir, quiere destruir las instituciones del gobierno burgués. Quiere que la clase obrera asuma el poder político e implante sus instituciones democráticas. Quiere construir en cada país donde triunfa la revolución un estado obrero fuerte, que ayude a que la revolución triunfe en los demás países. Desde el gobierno de ese estado obrero quiere planificar la economía, federándose con los otros estados obreros, para hacer avanzar las fuerzas productivas. Desde ese estado obrero quiere revolucionar el sistema social, eliminando la propiedad burguesa de los medios de producción a nivel nacional, y ponerlo al servicio de esa tarea a nivel mundial. Y sólo después de haber liquidado la resistencia de la clase capitalista en el mundo, esos estados obreros o federaciones de estados obreros comenzarán a desaparecer y, con ellos, también desaparecerán el estado y el partido. Hasta entonces, los problemas del estado, los regímenes y los gobiernos son cuestiones esenciales de la política del partido marxista revolucionario internacional y nacional, porque es en ese terreno donde se concentra el accionar político del partido revolucionario, y el de sus enemigos: los partidos burgueses, pequeñoburgueses y burocráticos.
El nacimiento del estado
Hasta la revolución rusa, el estado ha sido el instrumento de la dominación política de los explotadores sobre los explotados. No es, como nos enseñan en la escuela, neutral, imparcial, protector de toda la sociedad. El estado defiende a la clase o al sector que explota al resto de la sociedad. Por eso, el elemento mas importante, el fundamental, de cualquier estado son las fuerzas armadas. Sin ellas, ninguna clase explotadora, que siempre es minoría, podría imponer su voluntad a las clases o castas explotadas, que siempre son mayoría.
Cuando la sociedad no estaba dividida en explotadores y explotados, no había estado. En el salvajismo y el barbarismo había división de tareas para las funciones o necesidades no directamente productivas. Los brujos administraban las creencias. Los jefes o caciques dirigían las guerras. Había también organizaciones específicas, por ejemplo las de los jóvenes o de los adolescentes. En el salvajismo, estas funciones y esta división de tareas eran más fluidos, mientras que en el barbarismo, al superarse la etapa nómade y asentarse en los pueblos, se hicieron más sólidas y permanentes. Pero en ningún caso configuraron instituciones de un estado. No era una división del trabajo dentro de la tribu que trajera privilegios económicos, ni era permanente. No se daba el hecho de que unos se dedicaran exclusivamente y para siempre a trabajar y otros a conducir. Todos trabajaban y todos podían dirigir. Era una división natural del trabajo, determinada por la capacidad individual. El mejor guerrero era el jefe, pero no dejaba por ello de trabajar. Y a ese jefe lo designaba la asamblea de la tribu, que a la vez podía reemplazarlo en cualquier momento. El jefe no tenía el monopolio de las armas; a las asambleas llevaban sus lanzas todos los hombres de la tribu.
Es que en esta sociedad no había explotación, es decir, la tribu no se dividía en una parte mayoritaria que trabajaba y otra —minoritaria— que no lo hacía y a pesar de ello se llevaba lo mejor. Sí había opresión. Los adultos oprimían a los jóvenes y a los niños, que eran los que más trabajaban. Pero éstos, al crecer, trabajaban mucho menos y oprimían a los nuevos jóvenes y niños. Es opresión y no explotación precisamente por eso: cuando crecen se liberan. También, en mucho casos, el hombre oprimía a la mujer y se daba una división natural del trabajo: la mujer criaba los chicos y el hombre guerreaba y cazaba. Por eso las mujeres nunca tenían armas. Pero no había castas, ni mucho menos clases. Es decir, no había un sector de tribu que no trabajara y un sector que sí lo hiciera. Por eso mismo, no existía el estado.
El estado apareció hace seis u ocho mil años, en la sociedad asiática. En cualquier sociedad cuyo modo de producción fundamental sea el riego, aparecen los administradores del agua y sus acólitos armados. Si es muy pequeña, será un administrador secundado por dos guerreros. Si es muy grande, veremos los enormes aparatos de miles y miles de funcionarios o burócratas especializados. Pero en cualquier caso, presentan un rasgo definitorio: las armas no están más en manos de toda la sociedad, sino del estado. Y las decisiones no las toma ninguna asamblea de la población, sino el estado.
Esta es, pues, ante todo, la organización que se da una casta que surge por primera vez en el régimen asiático, especializada en la administración, es control y la conducción de la vida social: la burocracia. Surgen grupos de hombres que monopolizan las tareas que antes hacía la tribu democráticamente. En la tribu se administraba justicia, se enseñaba y se guerreaba entre todos. Las armas eran de todos. A partir del surgimiento del estado y de la sociedad asiática, las castas hacen estas tareas. Esas castas organizadas serán las burocracias con sus organizaciones, las instituciones.
En líneas generales, esas instituciones y burocracias han seguido siendo casi las mismas a través de la historia. La burocracia que controla y administra la fe del pueblo son los curas, organizados en la Iglesia. La que administra la enseñanza son los maestros y profesores; sus instituciones son las escuelas, los colegios y las universidades. Los burócratas que defienden al estado de los ataques exteriores son los militares, organizados en los ejércitos. Los que administran la represión interna son los agentes y oficiales, cuya institución es la policía. Los que administran justicia son los jueces y sus empleados. Finalmente, están los que administran el propio estado, cobrando los impuestos y haciendo todas las tareas necesarias para que funcione el aparato gubernamental.
En la sociedad esclavista, al aparecer las clases sociales, el estado toma su carácter actual, el definido por Marx: el de instrumento para que la clase explotadora imponga su dictadura a las clases explotadas. Sigue siendo un aparato conformado por instituciones que organizan a diferentes burocracias según la función que cumplen. Pero ya se trata de un estado clasista, la herramienta de una clase social para conservar fas relaciones de propiedad y de producción, es decir la estructura de clases dada.
Los distintos estados
No se puede definir el estado por el desarrollo de las fuerzas productivas. Sí hablamos de éstas, podemos referirnos al “mundo mediterráneo” (esclavismo), a la “economía de autoconsumo” (feudalismo), al “maquinismo y la gran industria” (capitalismo). Pero esos términos no nos sirven para definir el estado.
Tampoco se lo puede definir por las relaciones de producción existentes o predominantes, aunque las expresa mucho mas directamente que al desarrollo de las fuerzas productivas. El capitalismo es la forma de producción dominante desde hace 400 años, pero durante siglos los estados siguieron siendo feudales, con más o menos adaptaciones, porque el poder estaba en manos de la nobleza, que defendía sus propiedades y privilegios amenazados por la burguesía.
El estado se define, entonces, por la casta o la clase que lo utiliza para explotar y oprimir a las demás clases y sectores. Hasta el presente se han dado cinco tipos de estado:
1) El estado asiático(1), que defendía a la casta burocrática, con sus faraones, y oprimía a los agricultores.
2) El estado esclavista,(2) que defendía a los dueños de los esclavos y oprimía a los esclavos.
3) El estado feudal(3), que defendía a los señores feudales y las propiedades de la Iglesia, y oprimía a los siervos.
4) El estado burgués, que defiende a los capitalistas y oprime a los obreros.
5) El estado obrero, no capitalista o transicional.
El estado obrero o transicional
Este último estado, que nace a partir de la Revolución Rusa de octubre de 1917, es el primer estado que no sirve a la clase explotadora dominante en el mundo actual, la burguesía. Es provisorio, transicional; o avanza hacia el socialismo mundial, lográndose que desaparezca el estado, o se retrocede nuevamente al capitalismo.
El estado obrero va a existir mientras siga habiendo burguesía en alguna parte del planeta. Pero una vez que triunfe el socialismo en el mundo, que vayan desapareciendo las clases sociales y, con ellas, la explotación, no van a hacer falta fuerzas armadas, policía, jueces, ni gobierno. Es decir, no va a hacer falta que sobreviva el estado, porque será el pueblo en su conjunto el que cumplirá todas las tareas de administración, control y conducción de la sociedad, como durante millones de años lo hicieron las tribus primitivas.
Los diferentes tipos de estado
En una misma sociedad, hay sectores de las clases o castas dominantes que monopolizan el estado durante una época, y luego son desplazados por otros sectores. El ejemplo más significativo de este fenómeno es la dominación actual de los grandes monopolios capitalistas, que desplazaron a la burguesía no monopolista del siglo pasado. Tanto el estado del siglo XIX como el del siglo XX son estados capitalistas, pero al mismo tiempo expresan a diferentes sectores de la burguesía.
Es decir, clasificamos a los tipos de estado por los sectores de clase que dominan en determinada época. Esta clasificación tiene que ver con sectores sociales, no con las instituciones que gobiernan. Por ejemplo, en una monarquía burguesa puede dominar el estado, durante una etapa, la burguesía comercial e industrial de libre competencia, y en otra etapa la burguesía monopolista, o se pueden dar diferentes combinaciones.
Desgraciadamente, lo mismo ha empezado a ocurrir con los estados obreros: surgen distintos tipos, según los sectores que los controlan. Si es la mayoría de la clase obrera a través de sus organizaciones democráticas, se trata de un estado obrero. Pero si lo controla la burocracia, que impone un estado totalitario, es un estado obrero burocratizado.
Los regímenes políticos
La definición del carácter del estado sólo nos sirve para empezar a estudiar el fenómeno. Sólo responde a la pregunta: ¿Qué clase o sectores de clase tiene el poder político? El régimen político es otra categoría que responde a otra pregunta: ¿A través de qué instituciones gobierna esa clase en determinado período o etapa?
Esto es así porque el estado es un complejo de instituciones, pero la clase en el poder no las utiliza siempre de la misma forma para gobernar. El régimen político es la diferente combinación o articulación de las instituciones estatales que utiliza la clase dominante (o un sector de ella) para gobernar. Concretamente, para definir un régimen político debemos contestar las preguntas: ¿Cuál es la institución fundamental de gobierno? ¿Cómo se articulan en ella las otras instituciones estatales?
Los cinco tipos de estado que hemos enumerado han pasado, a su vez. por diferentes regímenes políticos.
El estado esclavista, en Roma, cambia tres veces su funcionamiento. Primero es una monarquía, con sus reyes. Después una república, y finalmente un imperio. Pero siempre sigue siendo un estado esclavista. El rey y el emperador defienden la estructura social, que los dueños de los esclavos sigan siendo dueños de esclavos. La república también, aunque no hay autoridad unipersonal, ese rol lo cumple el Senado, ya que en él votan solamente los dueños de esclavos, jamás los esclavos.
El estado burgués ha dado origen a muchos regímenes políticos; monarquía absoluta, monarquía parlamentaria, repúblicas federativas y unitarias, repúblicas con una sola cámara o con dos (una de diputados y una muy reaccionaria, de senadores), dictaduras bonapartistas, dictaduras fascistas, etc. En algunos casos son regímenes con amplia democracia burguesa, que hasta permiten que los obreros tengan sus partidos legales y con representación parlamentaria. En otros casos son lo opuesto; no hay ninguna clase de libertades, ni siquiera para los partidos burgueses. Pero a través de todos estos regímenes, el estado sigue siendo burgués, porque sigue en el poder la burguesía, que utiliza el estado para seguir explotando a los obreros.
Los gobiernos
Los gobiernos, en cambio, son los hombres de carne y hueso que, en determinado momento, están a la cabeza del estado y de un régimen político- Esta categoría responde a la pregunta: ¿Quién gobierna?
No es lo mismo que régimen, porque pueden cambiar muchos gobiernos sin que cambie el régimen, si las instituciones siguen siendo las mismas.
En Estados Unidos, por ejemplo, hace dos siglos que hay un régimen democrático burgués, con su presidente y su parlamento elegidos por el voto, y su Poder Judicial. El Partido Republicano y el Demócrata se alternan en el gobierno. En los últimos años han pasado los gobiernos de Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Cárter y Reagan. Podemos denominarlos así porque, en el complejo de instituciones que constituyen la democracia burguesa yanqui, la más fuerte es la presidencial. A través de todos estos gobiernos, el régimen no cambió; siguió siendo una democracia burguesa presidencialista.
No hay que confundir los distintos regímenes con los distintos tipos de estado. El estado se define, como ya hemos visto, por las clases o sectores de clase que lo dominan los regímenes, por las instituciones.
La Alemania nazi y la URSS stalinista tuvieron regímenes muy parecidos: gobierno de un solo partido, sin la más mínima libertad democrática y con una feroz represión. Pero sus tipos de estado son diametralmente opuestos: el nazi es el estado de los monopolios más reaccionarios y guerreristas; la URSS es un estado obrero burocratizado, no capitalista.
Lo mismo ocurre con las monarquías: las hay asiáticas, esclavistas, feudales y capitalistas. Como van las cosas, hay gobiernos familiares también en los estados obreros: los Castro en Cuba, los Mao en China, los Tito en Yugoslavia, los Ceausescu en Rumania, el padre con su hija en Bulgaria. . . ¿Llegaremos a ver reinados obreros?
Esto no niega que a veces haya cierta coincidencia, más o rnenos generalizada, entre un tipo de estado y el régimen. Todo estado obrero burocratizado tiende a ser totalitario. Los estados de los grandes monopolios tienden también al totalitarismo, que sólo pueden imponer cuando derrotan con métodos de guerra civil a la clase obrera.
 
LA CONTRARREVOLUCIÓN: LOS NUEVOS REGÍMENES
Tras la primera oleada revolucionaria, inaugurada por la revolución rusa y que duró aproximadamente hasta 1923, la burguesía y el imperialismo lanzan su contraofensiva política. Incapaces de detener la revolución en diversos países a través de la democracia burguesa, por métodos pacíficos, la burguesía apela a los métodos de guerra civil para derrotar a la clase obrera. Donde logra capturar el gobierno, aparece un nuevo tipo de régimen político, antes inexistente: el fascismo en Italia y el nazismo en Alemania.
El fascismo o régimen contrarrevolucionario burgués imperialista se caracteriza por utilizar métodos de guerra civil contra la clase obrera, las masas y su vanguardia. Para hacerlo, forma un movimiento popular contrarrevolucionario amplio, con base en la clase medía y los desclasados, a quienes moviliza y arma contra el proletariado. Cuando llega al poder elimina las libertades políticas y las instituciones de la democracia burguesa. Su objetivo central es aniquilar la democracia obrera y sus organismos: sindicatos, partidos obreros de masas. Pero sólo lo puede lograr terminando también con el conjunto de los derechos e instituciones democrático burgueses: parlamento, partidos políticos, libertad de prensa, etc.
En un sentido, se parece a los viejos regímenes monárquicos. Es absolutamente totalitario y reprime despiadadamente toda oposición y toda libertad. Pero no es lo mismo. Esos viejos regímenes expresaban el pasado feudal. El fascismo no tiene nada de feudal. Expresa el presente capitalista-imperialista. Es una dictadura bárbara, pero no de los nobles ni del rey, sino de lo más moderno y concentrado del capitalismo: los monopolios imperialistas. No busca reinstaurar el feudalismo, sino defender el capitalismo imperialista aplastando con métodos de guerra civil la revolución obrera. Es la primera y monstruosa expresión de la inexorable marcha del capitalismo hacia la barbarie si no triunfa el socialismo.
Ese es el contenido fundamental de los regímenes fascistas que triunfan con Mussolini en Italia, Chiang Kai Shek en China, Hitler en Alemania, Salazar en Portugal y Franco en España.
Igual carácter tienen los regímenes coloniales como el de Francia en Indochina y Argelia: una represión terrible a las masas para defender el imperio capitalista francés. Y otro tanto podemos decir de las brutales dictaduras proimperialistas y sostenidas por el imperialismo yanqui en sus semicolonias, como fueron las de Batista, Trujillo, Somoza y compañía, en América Latina, o más recientemente, las de Pinochet y los militares brasileños, uruguayos y argentinos.
Esas dictaduras semifascistas no están defendiendo viejas estructuras feudales, como tanto ha insistido el stalinismo, sino las modernas relaciones semicoloniales, absolutamente capitalistas, entre las naciones atrasadas y las potencias imperialistas.

Notas

(1) Esto se refiere al modo de producción asiático teorizado por Marx y Engels. Su uso es controversiál ambo dentro de la teoria Marxista y más alla, por causa que Marx sobregeneralizo, tratando de aplicar este término para describir no solo a la Mesopotamia antigua sino también mucho del resto de Asia a través de la historia hasta el siglo XX. Se aplica mejor a las economías de la Mesopotamia antigua, que fueron caracterizadas por una sociedad de clases donde campesinos trabajaban de manera común y compartian la propiedad para su subsistencia a escalas pequeñas, y eran explotados por una clase que combinia elementos de burocrácia, teocrácia, y aristocrácia. La explotación tomaba la forma de trabajo forzado de período o estacional para hacer grandes proyectos como pirámides, graneros, templos, o campañas de guerra.
(2) Esto se refiere al modo de producción que predominaba en el período de Grecia clásica hasta el período del Império Romano. A diferencia del modo asiático, el estado esclavista tenia relaciónes de propiedad más formales, y la manera de explotación principal era que las clases dominantes legalmente poseían a indivíduos de las clases explotadas como esclavos.
(3)Aunque tenga mucho en común el feudalismo con el modo asiático, por ejemplo la importáncia de la religion para justificar la superestructura política y el dominio pero no posesión de las clases explotadas, su diferencia clave es el metodo de la explotación: el trabajo forzado de período del modo asiático está reemplazado por impuestos sobre la productividad regular de los campesinos